NACIONAL SOCIEDAD

El drama de una Venezuela sin gas casi termina en tragedia

La escasez de gas doméstico en Venezuela no es un problema nuevo, aunque en los últimos meses se ha agudizado y esta misma semana casi ocurre una gran tragedia.

María, una ama de casa como tantas venezolanas, hace seis meses pagó al Consejo Comunal de su sector, en el estado Falcón, el costo de la recarga de gas para un cilindro grande. Las gestiones se hicieron ante la empresa estatal encargada, sin embargo la jornada nunca se realizó.

“Pagué por una pensando que llegaría pronto, pero a estas alturas ya se me acabó la segunda bombona y me quedé sin gas. Mis hijos me compraron una cocina eléctrica que se daña a cada rato y si se va la luz no puedo usarla. Me ha tocado hasta cocinar con leña”.

Ella no es la única en su sector. El humo ya forma parte del ambiente a cada hora de comida. Las alergias aparecieron entre los niños que habitan en su casa cuando comenzó a estar rodeada por improvisadas cocinas con leña.

Cuando está a punto de que termine el año, le aseguran que se realizará la jornada. “Ojalá así sea”.

Jornadas sin seguridad

En la Venezuela de la prosperidad, o de la mejor calidad de vida, los venezolanos llamaban a la empresa de distribución de gas doméstico y ésta, con personal entrenado –aunque rudimentariamente- llevaba en vehículos adecuados el cilindro lleno, retiraban la bombona vacía y realizaban la reconexión. Y si los cilindros son pequeños, había locales autorizados para la manipulación y venta; solo bastaba llevar el vacío y adquirir el lleno, como quien lleva una botella retornable de cualquier bebida.

Un nuevo intento: El Palito comenzó la producción de gasolina y gas doméstico esta semana

Algunos pocos ya ni se acuerdan de esa época. Desde la “revolución” de los servicios públicos y el auge de las llamadas “comunidades organizadas”, el suministro de gas se realiza a través de jornadas organizadas por los consejos comunales.

Cada vecino desconecta y conecta su propia bombona, se las ingenia para cargar con ella hasta la casa del “líder” vecinal. Allí aguardan horas y hasta días, muchas veces expuestos al sol, esperando que llegue el camión y que no le cambien el cilindro por uno deteriorado.

Todo eso lo hacen sin las medidas de seguridad pertinentes que se requiere para la manipulación de un producto de alta combustión.

Una explosión que casi enluta a un pueblo

Este lunes se registró en el estado Monagas la explosión de dos bombonas de gas en una vivienda donde los vecinos retiraban sus cilindros. Eran 150 bombonas en total las que se encontraban en el lugar.

Lo que era un momento de alegría porque contarían con el gas para cocinar más cómodamente, casi termina en tragedia. Cerca de 40 personas resultaron heridas, entre ellos al menos 12 menores de edad.

En tanto que la casa de la “líder” comunal quedó afectada por el estallido.

Según la diputada María Gabriela Hernández, las personas se lanzaban en las alcantarillas de aguas negras en su desesperación por apagar el fuego. Dijo que este es el segundo accidente de este tipo que ocurre en la semana, aunque del primero no se obtuvo información.

Advierten que cocinar con leña puede causar irritación y enfermedad pulmonar

Un calvario que provoca ecocidio

Además de este paneo sobre los problemas derivados a la escasez del gas en Venezuela, al que también vale mencionar la mala calidad de la alimentación entre los problemas de salud; se suma el impacto ecológico.

Si bien la práctica de cocinar con leña es antigua y muchos abuelos la usaban sin complejos; la realidad del mundo es otra. El esfuerzo por obtener la leña va generando un ecocidio, al realizarse sin planificación en un país donde los programas de reforestación parece que no existen.

“Los vecinos han dejado limpiecito ese terreno enmontado, cortando leña para cocinar”, comenta una habitante del centro de Coro, en Falcón.

En el estado Sucre, una maestra confiesa a agencias internacionales que sus alumnos le han cuestionado sus enseñanzas de preservar el ambiente mientras cocina con leña.

A propósito del sector educativo, en algunas escuelas hasta los alimentos de los niños se preparaban bajo el cují que sirve de sombra y de proveedor de la leña.

El país petrolero dejó de producir gasolina y con ello también el gas doméstico. Sólo una planta, ubicada en Anzoátegui, se mantenía medianamente activa, pero insuficiente para cubrir la demanda. Así lo denunciaron en reiteradas oportunidades dirigentes sindicales que hoy están en prisión.

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