En la pandemia del nuevo coronavirus la realidad es que vivimos, y seguimos viviendo, toda la gama de emociones y sentimientos que somos capaces de producir como seres humanos.
Todo como consecuencia de tantas personas en sus casas o en refugios comunitario. Esto sumado a las saturaciones de información aterradora referente al virus, genera angustia, desesperación y pánico en las personas.
Según la información proporcionada por el portal de Maloka, las emociones más acentuadas en la gente a lo largo de estos 12 meses son: Miedo, tristeza, ira y alegría.
En primer lugar, el miedo. El coronavirus está provocando gran preocupación y malestar emocional en la población por el miedo a contagiarnos, morir e incluso por perder a alguien querido.
El miedo es una emoción desagradable, pero muy saludable, necesaria y adaptativa. Sin embargo, el miedo intenso y extremo lleva a un bloqueo emocional que lo que hace, en muchas ocasiones, es paralizarnos.
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En este contexto, el miedo empieza a moldear nuestro comportamiento, dormir se vuelve muy difícil, la irritabilidad aparece y si se le suman dificultades económicas o de convivencia, el miedo alimenta la violencia y puede llevar a las rupturas familiares o incluso al maltrato.
Entre otro de los sentimientos está la tristeza. Los seres humanos nos hemos vuelto sumamente vulnerables, y cedemos fácilmente a ponernos tristes. La realidad es que los abrazos, las caricias y los besos son necesarios para nuestra vida y para nuestra salud, y las restricciones nos han alejado de esto. Lo que ha hecho que nos sintamos más tristes.
Por otra parte, las dificultades propias de la convivencia y la falta de manejo emocional lleva a las personas a un mal manejo de la ira. Ante esto, hay que tener en cuenta que estar enojados es natural, estresarnos y preocuparnos también. Sin embargo, llegar a la violencia es romper la cuerda que nos sostiene.
Finalmente, la alegría, aunque no lo parezca, destaca entre los sentimientos que más afloran en medio de esta situación. Las personas se ponen alegres al saber que las cifras de recuperados son más que las de muertes. Además, los gestos de bondad y solidaridad se han multiplicado como nunca antes habíamos visto y los héroes reales salieron a dar la batalla.
«Hay cantos y aplausos en todo el mundo, hay filas organizadas, hay tiempo de estar en familia después de años de no vernos, hay aviones cargados de ayuda para el mundo entero, la naturaleza se recupera, los animales recorren libremente las calles, hay una fiesta cada vez que alguien sale del hospital, hay espacio para sonreír y para volver a amar lo verdaderamente importante». Así lo especifica Maloka.