La reapertura de la frontera entre Colombia y Venezuela supone un alivio para los de 2,5 millones de venezolanos que huyeron a Colombia por la crisis.
Muchos de estos venezolanos recibieron el Estatuto Temporal de Protección y ahora tendrán más facilidades para mantener los lazos con su país.
Sin embargo, las dinámicas migratorias ya no son las mismas de antes de la pandemia y la reapertura fronteriza, programada para el próximo 26 de septiembre, trae consigo nuevos retos.
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Uno de ellos es garantizar la seguridad y los derechos humanos de los migrantes en una frontera con problemas de seguridad.
Además de esto, articular acciones para enfrentar el reto que supone el creciente paso de venezolanos por el inhóspito Tapón del Darién, en la frontera colombo-panameña, en su camino hacia EE.UU.
Cierre prolongado
La frontera con Venezuela fue cerrada en 2015 por la administración de Nicolás Maduro con la excusa de combatir a bandas criminales colombianas y fue reabierta para el tránsito de personas en 2016.
La circulación de personas quedó suspendida, de nuevo, tras la ruptura de relaciones ordenada por Maduro el 23 de febrero de 2019, cuando Juan Guaidó intentó ingresar desde Cúcuta al frente de una caravana de ayuda.
Eso propició el tránsito de personas por pasos ilegales, las llamadas trochas, aunque el año pasado se normalizó la circulación peatonal por el puente internacional Simón Bolívar. Con información de EFE.
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