El gigantesco mercado mayorista de Futian en la ciudad china de Yiwu, que en un año normal distribuiría su mercancía de navidad a todas partes del mundo, hoy está al borde de la quiebra debido a la crisis de coronavirus.
El gigantesco complejo consta de 75.000 tiendas y se tardarían dos meses para poder recorrer sus casi tres millones de metros cuadrados, reseña elmundo.es. Se exhibe toda la variedad de mercancía navideña inimaginable, «desde una planta entera dedicada a las flores de plástico, a otra donde solo hay millones de diademas y gomas de pelo», señala el portal español.
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Yiwu a 300Km de Shanghai y de menos de millón y medio de habitantes, es una ciudad pequeña para los estándares chinos.
Pese a que el nombre sea desconocido para la mayoría de los occidentales, la urbe es el centro mayorista más grande del mundo de productos básicos. Sin embargo se especializa en artículos navideños, por lo que de sus tiendas ha salido algún adorno o juguete que habrá terminado en su casa.
«Este lugar era una gran feria de 12 meses para los intermediarios de las empresas internacionales, que venían en verano y otoño para comprarnos a granel los adornos navideños que luego se repartían por todo el mundo. Pero el coronavirus hizo que China cerrara sus fronteras y ya no viene nadie» protesta Li Xue un joven que regenta una tienda especializada en estrellas de navidad.
Productos no pueden ir al consumo interno, China no celebra la navidad
«Otros negocios se han enfocado este año a vender en el mercado interno, pero en China no se celebra la Navidad y mis productos no tienen salida. En un otoño normal, debería haber vendido un 60% más. Las fábricas están igual de mal. Es una ruina este año porque en el extranjero ya no mandan a nadie a comprar y algunas compañías que ya nos conocen no se la juegan a hacer grandes pedidos porque la economía de sus países es muy inestable con la pandemia», explica Li.
La mayoría de los productos de Yiwu, se exportan utilizando una vía férrea que recorre 13.052 km en 21 días hasta Madrid, inaugurada en el 2014 y que reedita la histórica ruta de la seda. La mercancía termina repartida en Kazajistán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Francia y España.
Este gran centro recibía en 40.000 visitantes diariamente antes de la pandemia y 5.000 de estos eran extranjeros. Ahora con la pandemia hay día que no superan los dos ceros.