ECONOMÍA

Japón iguala salarios para atraer inversión

Japón se encuentra en una encrucijada demográfica y económica que exige soluciones audaces. 

La acuciante escasez de mano de obra, paradójicamente coincidente con un periodo de potencial bonanza económica, fuerza a las empresas a reconsiderar profundamente sus políticas laborales.

Desafío

Este desafío se agudiza por una baja tasa de natalidad que plantea un dilema crítico: 

¿cómo sostener la productividad sin integrar plenamente el talento femenino, que históricamente quedó relegado tras la maternidad?

Esta compleja situación demográfica impulsó a las empresas japonesas a adoptar una medida sin precedentes en las últimas dos décadas: la equiparación salarial entre hombres y mujeres.

Estrategia

Una estrategia con doble beneficio. Mientras que en Estados Unidos se observa una tendencia a desmantelar las políticas de diversidad, equidad e inclusión (DEI), Japón optó por un camino diametralmente opuesto. 

La igualdad salarial se presenta como una herramienta clave para atraer y retener el talento femenino. 

Esto incentiva su desarrollo profesional en un mercado laboral cada vez más competitivo.

Se registraron 259 millones transacciones económicas en SS

Movimiento

Este movimiento estratégico no solo responde a la necesidad pragmática de incorporar una mano de obra cualificada en declive.

También se alinea con un creciente interés económico: Japón se está posicionando como un destino atractivo para las inversiones con criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) que están reorientando su flujo desde Estados Unidos. 

En este contexto, importantes firmas financieras niponas como Nippon Life Insurance y MUFG comenzaron a desmantelar las estructuras salariales que perpetuaban la brecha de género.

Desigualdad

Dos décadas de desigualdad retributiva. Durante los últimos veinte años, la realidad salarial japonesa estuvo marcada por la disparidad, donde las mujeres percibieron consistentemente remuneraciones inferiores a las de sus homólogos masculinos por el mismo trabajo. 

Datos del Ministerio de Salud, Trabajo y Bienestar Social, recogidos por Nippon.com, revelan que, en promedio, las mujeres ganan apenas el 74,8% del salario masculino.

En prefecturas como Tochigi, esta brecha se ensancha aún más, con las mujeres perciben sólo el 71% del salario de los hombres. 

Brecha salarial

Para contextualizar, en los países de la OCDE, la brecha salarial de género se sitúa en un 11,9% (datos de 2023).

Esta discriminación salarial tiene profundas raíces en el sistema laboral tradicional japonés.

Históricamente, las empresas ofrecían a los hombres empleos de por vida, con ascensos y aumentos salariales vinculados a la antigüedad. 

Femeninas

Las mujeres, al convertirse en madres, eran a menudo relegadas a trabajos temporales o a tiempo parcial, con menores ingresos y limitadas oportunidades de progreso profesional. 

Este fenómeno, conocido como la «curva en L», ilustra el abrupto descenso en la participación y el salario femenino tras la maternidad, dificultando su reincorporación a puestos de liderazgo.

La urgencia de la mano de obra. Japón enfrenta una severa escasez de trabajadores. 

Estudio

Un estudio de la Universidad de Chuo (Tokio) proyecta un déficit de 3,84 millones de trabajadores para 2035.

El envejecimiento poblacional y la baja natalidad mermaron la fuerza laboral disponible, haciendo imperativo aprovechar el potencial femenino para sostener la productividad y el crecimiento económico.

Esta coyuntura reforzó a las empresas japonesas a reconsiderar sus políticas laborales con el objetivo de atraer y retener a más mujeres.

Promesa

La promesa de igualdad salarial busca incentivar su reincorporación al mercado laboral tras la maternidad y facilitar la continuidad de sus carreras profesionales. 

Y ofrecer también igualdad en ascensos y reconocimiento por antigüedad.

Más allá del salario: un enfoque en la conciliación. La cultura japonesa tradicionalmente asigna a la mujer un rol central en el cuidado de los hijos.

Igualdad

Estudios oficiales sugieren que la mera igualdad salarial podría no ser suficiente para atraer y retener a las trabajadoras.

En respuesta, las empresas japonesas comenzaron a implementar medidas de conciliación laboral, como jornadas reducidas y opciones de teletrabajo. 

Para permitir que las mujeres equilibren sus responsabilidades familiares con sus aspiraciones profesionales.

Metrópolis

En metrópolis como Tokio, ya se implementaron jornadas laborales más cortas y la semana laboral de cuatro días en algunas empresas. 

Con el doble objetivo de fomentar la natalidad y facilitar la conciliación. La equiparación salarial podría catalizar la adopción de estas medidas en otras regiones del país. 

Esto permite que un mayor número de mujeres accedan a empleos estables sin tener que sacrificar su vida familiar.

Con información de Xataca

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