Tras conocerse la muerte del indígena pemón Salvador Franco, en los calabozos del régimen, las reacciones de dirigentes políticos y defensores de los derechos humanos no se hicieron esperar.
“Esto es un asesinato de la dictadura”, afirmó el presidente interino, Juan Guaidó. Con un mensaje en Twitter, resaltó que lo ocurrido con Franco es “un patrón de este régimen”, enumerando el secuestro, tortura y el asesinato por razones políticas.
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“Por eso son señalados como criminales de lesa humanidad e investigados por la justicia internacional”, subrayó asegurando que habrá justicia.
Guaidó reiteró que el indígena es una víctima de la dictadura de Nicolás Maduro, que está en guerra en contra de los venezolanos. «Nuestros indígenas son desplazados y el Amazonas devastado», resaltó.
Por otro lado, Leopoldo López desde su cuenta en la red social también se refirió a lo ocurrido.
“Maduro y sus cuerpos represores siguen sumando delitos a sus expedientes criminales; hoy Salvador Franco murió bajo su tutela”, tuiteó este domingo López. Resaltó que a Franco le fue negada la atención médica, a pesar de su grave condición de salud.
“A Salvador le negaron el derecho a la salud; a pesar de tener una orden del tribunal le negaron el traslado a un hospital”, acotó López en el hilo de mensajes.
Desde la OEA, el secretario general Luis Almagro se pronunció condenando la muerte de Salvador Franco y la tortura contra los presos políticos en Venezuela.
Hipocresía e indolencia
El defensor de varios presos políticos, Joel García, se expresó en Twitter, contrastando las palabras y acciones de la “revolución”, tildándolos de hipócritas con las comunidades indígenas venezolanas.
Hasta la nutricionista Susana Rafalli se refirió a la indolencia del régimen ante el cuadro crítico que presentaba Salvador Franco en sus últimos días. “Muere bajo tutela del Estado”, resaltó.
En las puertas de la morgue del Cicpc en Guarenas, los familiares y miembros de la etnia pemón, lloran la terrible pérdida esperando la entrega del cuerpo de Salvador. Se sienten vejados por no haber sido escuchados en su clamor. Ni su voz, ni una orden judicial fueron suficientes para que se atendiera la salud de Franco.
En las redes sociales, hasta quienes le conocieron por su actividad como guía turístico le recuerdan con cariño.
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El régimen lo acusó, junto a otros 13 pemones, de participar en la Operación Aurora que supuestamente buscaba la sublevación contra Nicolás Maduro en 2019. Su sentencia terminó con su muerte en el centro penitenciario El Rodeo II, con aparente cuadro de desnutrición y síntomas asociados a covid-19.
En días recientes en los medios de comunicación se difundieron varias denuncias sobre las graves condiciones en las que se encontraban los pemones detenidos en los calabozos del régimen. Se advertía sobre el deteriorado estado de salud y desnutrición, además de encontrarse en espacios insalubres.
