Petróleos de Venezuela (PDVSA) recibe un ultimátum por parte del gobierno de Bonaire que le exige vaciar sus tanques y oleoductos en la terminal The Bonaire Petroleum Corporation (BOPEC) por riesgo en fugas de petróleo. Mientras tanto la filial petrolera venezolana guarda silencio absoluto.
En un comunicado la Inspectoría de Medio Ambiente y Transporte (ILT) de Bonaire, dijo que Pdvsa «no realizó proyectos de mantenimiento en los últimos años por la falta de financiamiento. Lo que genera un riesgo de fugas».
“El ILT considera esto inaceptable y está tomando las medidas necesarias para eliminar riesgos”, sostuvo el organismo gubernamental.
De acuerdo a la información del gobierno de la isla caribeña de Bonaire, los tanques y oleoductos representan un riesgo ambiental para la región. Se estima que hay almacenados en la terminal alrededor de 10 millones de barriles de petróleo.
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En tal sentido, BOPEC envió un comunicado a la estatal venezolana Pdvsa. En este comunicado explicó el riesgo ambiental por la falta de mantenimiento a este sector de almacenamiento de crudo y ordena su desocupación.
Este muelle de BOPEC, tiene una capacidad de almacenamiento de 10 millones de barriles. La estructura es de aguas profundas que permiten la carga de grandes buques.
De la misma manera, esta estructura es una parte clave de la logística de Pdvsa en el Caribe y puede perjudicar sus embarques hasta Asia. Esta circunstancia pasa en momentos en el que Venezuela necesita aumentar sus ingresos por exportaciones.
Pdvsa en silencio absoluto
Ante estas peticiones y advertencias del Gobierno Holandés hacia Pdvsa, la estatal venezolana guarda silencio absoluto, y mantiene sin respuesta las peticiones de sus socios extranjeros.
Según el portal de Ita Reuters, esta medida es el último golpe a la red de refinación y logística de petróleo de Pdvsa en las islas holandesas frente a la costa de Venezuela.
Por otro lado, también se conoce que el contrato de la petrolera venezolana para operar la refinería en la Isla de Curazao expiró, y el gobierno de Aruba tomó el control de la refinería, que estaba a cargo de la filial de Pdvsa, Citgo.
