Frutti Di Bosco, es un empresa de frutas poco conocida en Chile, que registraron los inspectores. Los documentos, los datos de la empresa y los registros de ventas que encontraron, les hicieron ver que se trata de una estafa comercial de alimentos que extendieron a lo largo de tres continentes.
Pudieron llegar a la conclusión que el fraude se centraba en las frambuesas; pues las bayas congeladas baratas, cultivadas en China, se enviaron a una
planta de empaque en la zona central de Chile.
Ahí, Frutti Di Bosco volvió a empaquetarlas, vendiendolas como frutas orgánicas que cultivaban ellos mismos en Chile.
Así mismo, la estafa no se limitó a quedarse solo en Chile, sino que las enviaban a consumidores de ciudades canadienses como Montreal y Vancouver.
Para sostener esta teoría, encontraron documentos preparados por la aduana de Chile; por lo que calcularon que unos 12 millones de dólares de frambuesas que decían ser «orgánicas» se enviaron a Canadá entre 2014 y 2016
Según los documentos, el proveedor chino que les proporcionaba el producto era «Harbin Gaotai Food Co Ltd»; las cuales también se vendían en Canadá por su nombre propio y en una oportunidad se vieron vinculadas con un brote de norovirus. Las mismas terminaron enfermando a cientos de personas.
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En respuesta a esto, las autoridades de Canadá ordenaron el retiro definitivo de estas frutas en sus mercados. Sin embargo, la estafa de Frutti Di Bosco pasaron desapercibidas por llevar otra etiqueta.
César Ramírez, el propietario de Frutti Di Bosco ha sido condenado el año pasado en Chile; por falsificar documentos de exportación para facilitar el plan. El mismo se negó a hablar con Reuters quien revela la facilidad con la que los productos peligrosos y mal etiquetados pueden pasar por alto las agencias de salud y aduanas globales.
Por su parte, Reuters se encargó de examinar miles de páginas de presentaciones legales, documentos de investigación y registros comerciales obtenidos a través de solicitudes de acceso a información en Chile y Canadá.
Además, habló con más de dos docenas de personas que conocían el caso; entre estos, el gerente de una empacadora de frutas que descubrió el engaño.
Como se muestra en el documento, las bayas con etiquetas incorrectas ingresan a Canadá libres de aranceles; y la misma fruta importada de China está exenta del impuesto del 6%.
Por supuesto los estafadores se aprovecharon de la reputación de Chile en cuanto a seguridad y calidad de alimentos; por lo que se les hizo más fácil representarla y venderla como orgánica. El inspector de aduanas encontró que los documentos que certifican que la fruta era orgánica eran falsos.