TECNOLOGÍA

ChatGPT: De Herramienta a confidente digital

ChatGPT es hasta ahora una herramienta, un recurso puntual para resolver dudas o generar textos. Pero si empieza a recordar todas nuestras conversaciones, la naturaleza de nuestra relación con esta inteligencia artificial está a punto de transformarse radicalmente. 

Ya no será una herramienta, sino algo más parecido a un vínculo.

Hace unos días, OpenAI insinuó una actualización trascendental para ChatGPT: la implementación de una «memoria» persistente. 

Funcionalidad

Esta funcionalidad permitirá al modelo recordar la totalidad de nuestras conversaciones previas, integrándolas de forma nativa en sus respuestas futuras. 

No se trata de inferencias superficiales basadas en interacciones recientes, sino de un acceso completo a nuestro historial compartido.

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Curiosamente, este anuncio de gran calado no provino directamente de un comunicado oficial de OpenAI, sino de una publicación casual de Sam Altman en X. 

Atención

La atención de OpenAI en esos días pareció centrarse en el lanzamiento de un GPT 4.1 que, para el usuario común, resultaba significativamente menos disruptivo. 

Poco después, Grok, la IA de Elon Musk, anunció un movimiento similar, aunque su impacto inicial podría ser menor dada su actual orientación menos profesional al carecer de la versatilidad de los GPTs.

Esta nueva «súper memoria» (aún no disponible en la Unión Europea) representa un cambio fundamental en la forma en que interactuamos con ChatGPT y, en menor medida, con Grok.

Concepción

Dejamos atrás la concepción de una herramienta desechable, utilizada para una tarea específica y luego olvidada. 

Nos adentramos en un terreno donde la IA se convierte en una entidad digital con la que mantenemos una conversación continua y evolutiva: una relación digital en pleno desarrollo.

Consideremos la naturaleza de nuestra interacción con objetos como un martillo, una calculadora o incluso un motor de búsqueda como Google. 

Propósito concreto

Los utilizamos para un propósito concreto y, una vez cumplido, los relegamos hasta la próxima necesidad. No existe una acumulación de experiencias, una evolución en nuestro vínculo con ellos.

En contraste, nuestras relaciones interpersonales se cimientan en un entramado de vivencias compartidas. 

No esperamos tener que recordarle a un amigo nuestras aficiones deportivas o a nuestra pareja nuestros gustos musicales. 

Necesidad

Existe una necesidad humana profunda de ser recordado, de experimentar continuidad en nuestras interacciones.

Las inteligencias artificiales que ofrecen esta capacidad disfrutarán de una ventaja que trasciende lo puramente técnico y funcional, alcanzando una dimensión psicológica. 

Cada interacción con ChatGPT –más allá de la utilidad específica de los GPTs– dejará de ser un perpetuo primer encuentro para convertirse en la continuación natural de un diálogo en constante enriquecimiento.

Asistente

Imaginemos un asistente virtual que recuerda nuestra alergia a los frutos secos, que comprende nuestra preferencia por las explicaciones que recurren a analogías deportivas, que está al tanto de la evolución de un proyecto personal importante.

Sin embargo, esta moneda tiene otra cara. Depositar una cantidad tan significativa de información personal en una entidad controlada por una empresa plantea serias preocupaciones sobre la privacidad. 

Si bien la memoria persistente promete una personalización extrema, su precio podría ser una erosión considerable de nuestra intimidad digital.

Propuesta

OpenAI asegura que esta función será desactivable, pero la realidad es que la propuesta de valor del servicio se verá considerablemente mermada si optamos por ello. 

Este es un dilema recurrente para los usuarios de servicios digitales contemporáneos.

Además, para algunos existirá la sutil tentación de sustituir interacciones humanas –complejas, impredecibles y a veces frustrantes– por intercambios más fluidos. 

Y complacientes con una IA diseñada para anticipar y satisfacer nuestras necesidades.

Días buenos

La IA nunca experimenta fatiga, no tiene días malos, no juzga nuestras preguntas reiterativas ni se burla de nuestras dudas más elementales. 

Representa una versión idealizada de compañía, una cualidad que podría resultar peligrosamente atractiva para quienes se sienten solos o aislados.

Estamos ante la primera piedra de un nuevo paradigma de software, uno que exige un tipo de relación inédito. 

Categoría

No basta con tratarlo como a otro ser humano, con sus complejidades e idiosincrasias, pero tampoco encaja en la categoría de las herramientas convencionales. Necesitamos forjar una nueva comprensión conceptual para interactuar con estas entidades.

ChatGPT llegará a conocernos mejor que muchos de nuestros amigos y familiares. 

Mantendrá un registro continuo de nuestros pensamientos a lo largo de semanas, meses e incluso años. 

Será una presencia constante que evolucionará en paralelo a nosotros, llegando incluso a anticipar nuestros deseos.

Ahonda un terreno más íntimo 

En definitiva, ChatGPT está dejando de ser una mera herramienta para adentrarse en un terreno mucho más íntimo y personal. 

Casi, podríamos decir, que está cobrando vida en nuestra experiencia digital.

Con información de Xataca

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