La Unesco lanza un observatorio donde expondrá qué regulación y medidas de control están poniendo en marcha los 194 Estados miembros de la organización para asegurar un desarrollo ético de la inteligencia artificial (IA).
Así lo avanza en una entrevista con EFE la mexicana Gabriela Ramos, subdirectora general de Ciencias Humanas y Sociales de la Unesco.
Plataforma
Quien subraya que esta plataforma, disponible en internet, pretende ser una especie de espejo «que evidencie qué están haciendo los Estados realmente para asegurar tecnologías éticas».
El observatorio se presenta este mediodía en el II Foro Global de Ética de la Inteligencia Artificial promovido por la Unesco, que en esta ocasión se celebra en Kranj, Eslovenia
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Con el fin de que los países den cuenta de qué medidas han tomado a nivel nacional para adoptar el Marco Ético Mundial que promovió esta organización en 2021 y suscriben sus 194 Estados.
«El problema con la inteligencia artificial es que se plantea como un mero avance tecnológico cuando la gran reflexión debería de ser cómo alinear esos desarrollos tan impresionantes con nuestros objetivos como sociedades y seres humanos», subraya Ramos.
El gran dilema
Es decir, «el gran dilema ético de la inteligencia artificial es si nos está ayudando a construir sociedades más justas, y si está contribuyendo a reducir las brechas existentes en todos esos campos», continúa la subdirectora de la Unesco.
¿Y cuál es la respuesta, rema la IA hacia sociedades más justas? «No. Por una combinación de las bases de datos a las que recurren los desarrolladores, por lo general, reproducen sesgos que ya conocemos».
Ramos considera que el hecho de que sea un limitado grupo de multinacionales globales las que estén desarrollando tecnologías de IA (más del 80% de las mismas vienen de Estados Unidos y China) es el origen de que están perpetuando desigualdades.
Con información de EFE
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