Un grupo de 20 presos políticos recientemente liberados en Venezuela experimenta un sentimiento de alivio al regresar a la libertad.
Aunque persiste la incertidumbre en torno a su estatus jurídico y los límites de las medidas sustitutivas otorgadas.
Activistas
Estos activistas civiles, previamente condenados a duras penas, principalmente por cargos de terrorismo, sedición y traición a la patria, desconocen las condiciones precisas de su liberación, reporta El País, de España.
A pesar de la alegría por su inesperado regreso a casa, donde algunos enfrentan sentencias de hasta 16 años de prisión.
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Los recién liberados son conscientes de haberse convertido en fichas de un acuerdo marco más amplio del que tienen escasa información.
Y, por lo tanto, muestran reticencia a compartir sus historias.
El abogado Alonso Medina Roa, especializado en derechos humanos y vinculado a este proceso, destaca la incertidumbre sobre el estatus procesal de estos individuos y señala la falta de claridad en los tribunales.
Se informa que deben cumplir con un régimen de presentación cada 15 días, una condición que se abordará a medida que comience el nuevo año.
Un dirigente estudiantil, que prefiere mantenerse en el anonimato, revela que, a pesar de su sentencia.
Siempre mantuvo la convicción de ser liberado, fijando el 2025 como meta con la celebración del ciclo electoral.
Describió su experiencia en prisión, donde las condiciones estaban vinculadas al dinero, debiendo pagar a guardias y custodios por necesidades básicas.
Aunque fue torturado inicialmente, afirma que el trato mejoró posteriormente.
Joel García, abogado defensor de algunos de estos prisioneros políticos, cuestionó la falta de coherencia en el criterio del Gobierno chavista para liberar a ciertos presos en detrimento de otros.
Señala que aún existen alrededor de 300 presos políticos en Venezuela y destaca la falta de información clara sobre futuras liberaciones.
Néstor Astudillo, un dirigente sindical condenado a 16 años por terrorismo, denuncia su detención por motivos políticos y describe el sistema carcelario venezolano como privatizado de facto.
A pesar de su liberación, manifiesta incertidumbre sobre su futuro jurídico y reafirma su compromiso con la lucha por la democracia.
En medio de esta situación, la sensación de no saber qué depara el futuro persiste entre los liberados, quienes, a pesar de encontrarse en libertad, enfrentan un proceso de incertidumbre jurídica.
Con información de Versión Final.
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