Este sábado se celebró la bajada de la imagen de la Virgen Chinita, una ceremonia religiosa con la que se inicia la fiesta de la patrona del pueblo zuliano.
En la intimidad de la Basílica de Chiquinquirá, en el centro de Maracaibo, bajó la Chinita, aunque sin que faltaran las gaitas.
Es tradición en el Zulia, la bajada de la virgen, el último sábado de octubre. Desde entonces la imagen peregrina por la ciudad y pueblos cercanos. Y a pesar de la pandemia, esta no será la excepción, aunque de manera distinta.
La misa solemne de este sábado fue presidida por monseñor José Luis Azuaje, Arzobispo de Maracaibo. En su mensaje a los fieles destacó que la pandemia ha puesto en evidencia la fragilidad humana, y que en momentos como estos “solo podemos confiar en quien todo lo puede, que es Cristo Jesús”.
La Campeona de la Salud
Bajo el título de Campeona de la Salud, la Chinita es invocada por los fieles que confían en ella, con particular clamor por el personal sanitario, los pacientes y fallecidos, víctimas del Covid-19.
“Ella es la madre de la esperanza porque llevó en su seno la esperanza”, subrayó monseñor Azuaje. “No podemos ser mezquinos pensando que Dios nos ha abandonado, porque donde está María, está su hijo”, recordó.
También la fiesta se engalana con el regocijo de la iglesia venezolana por la beatificación de José Gregorio Hernández.
Clausurado acto de exhumación de restos mortales de José Gregorio Hernández (+video)
Asimismo, el Arzobispo de Maracaibo resaltó que la Chinita baja de su altar, no solo para ser homenajeada, sino también para «hacernos tomar conciencia de lo que hemos hecho con nuestra tierra».
“Baja para compartir como Madre y compañera de camino”, expresó.
En este sentido pidió que la actitud “no sea solo de darle regalos, sino de mostrarle un corazón sensato. Su deleite son nuestras verdades, no las hipocresías”.
Antes de finalizar la eucaristía, monseñor Azuaje pidió ser responsables con el cuidado para prevenir los contagios del virus. El mensaje fue dirigido al pueblo, gobierno y candidatos.
Recordó que será el 4 de noviembre cuando se inicie la actividad religiosa en los templos, con todas las medidas de bioseguridad necesaria.
No faltó la gaita
Inmediatamente comenzó el descenso de la Virgen por la rampa, iluminada por coloridas luces, al son de las gaitas ofrendadas por los Chiquinquireños y oraciones.
“Hoy iré a tu bajada, distante pero no ausente”, destaca el verso de una de las gaitas. Y es que aunque sólo se autorizó el ingreso de 160 personas a la Basílica, millones de devotos dispersos por el mundo pudieron seguir la ceremonia a través de los medios digitales y redes sociales.