Cada cuatro segundos en el mundo, una mujer recibe el diagnóstico de cáncer de mama. Es una realidad, que en la heroica lucha contra esta enfermedad, muchas personas pierden uno o dos senos. Pero, la buena noticia es que la tasa de supervivencia para el diagnóstico temprano es del 90%.
Por su parte, en Venezuela la «Asociación Anticancerígena» espera que la tasa de mortalidad en 2019 aumente un 11% con 13.291 muertes, frente a las 12.010 muertes en 2014. Esto significa, que pasarían a tener 7 fallecidas más, por cada 100.000 habitantes.
Esto se debe, a que en el país, ante una red de salud pública económicamente dañada, la situación es muy difícil para aquellas que padecen de la enfermedad.
Así mismo, en cuanto a la morbilidad, respecto a 2015, se espera que aumente en un 27%, que es igual a 31.283 nuevos casos, lo que significa que se detectarán unos 23 casos por cada 100.000 habitantes.
No hay datos claros para este año, pero la demanda de pacientes con cáncer de mama por parte de fundaciones, clínicas y las ONG se está aumentando significativamente. Sin contar además que las personas que se encuentran con la enfermedad, hace que su condición empeore por la falta de un diagnóstico temprano.
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Una encuesta realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo a fines de 2018 encontró que en Venezuela, las mujeres diagnosticadas con cáncer de mama han acortado su esperanza de vida en 19 años debido a la falta de un tratamiento efectivo y oportuno.
De esta forma, las condiciones de la salud pública en el país son muy débiles, hay que tener en cuenta el peso económico que esto puede significar en la persona que reciba el diagnóstico y decida tratarse en una red de salud privada.
El Peso Económico
Luisa Rodríguez Táriba, presidenta de Funcamama habla sobre esto, y señala que: “Se requiere como mínimo 3.000 dólares. Eso incluye la consulta con el mastólogo, la ecografía, la mamografía, la punción, el estudio patológico, densitometría ósea, tomografías, RX de tórax, exámenes preoperatorios, una o dos horas en un quirófano y una noche en hospitalización”.
Todo esto, sin contar con estudios de otras comorbilidades, quimioterapias y radioterapias, los cuales son “costosos y casi inasequibles para la población”.